Breve historia:
La Alhambra, cuyo nombre parece proceder de la expresión árabe Al-Hamrá, es decir, fortaleza o castillo rojo, es un ciudadela construida en Granada, en la época en la que esta pertenecía al territorio musulmán de Al-Ándalus.
Parece ser que el siglo IX ya tenemos noticias que establecen la existencia de construcciones en la llamada colina de la Sabika, y es bastante posible que incluso antes de la época romana y durante esta, existiese allí alguna edificación.
Será el primer ministro Samuel ibn Nagrella, de la taifa de los Ziríes, familia de origen bereber, quien va a reconstruir las edificaciones que allí se encontraban y así instala allí su palacio, dando de esta manera protección al barrio judío,el Realejo, con una importante población, que se encontraba a las faldas de la colina.
Durante el siglo XII, los Almorávides y los Almohades protagonizarán en Granada diversas luchas que tendrán lugar en la alcazaba con los consecuentes daños.
Será Al-Ahmar, fundador de la dinastía Nazarí, quien decida reconstruir estas edificaciones para instalar allí la sede de la corte que dará lugar al gran complejo que hoy conocemos.
La Alhambra se va a convertir ahora no solo en fortaleza sino en palacio, siendo residencia de los sultanes, altos funcionarios, los servidores de la corte y de los mejores soldados al servicio de estos. se va a situar de esta manera en la tradición de las ciudadelas, es decir, pequeñas ciudades con sus propios fortificaciones donde reside el poder político, y que se encuentran dentro de otra ciudad, (medina en este caso) también fortificada.
Sus descendientes, Muhammad II y Muhammad III la fueron transformando pero será con Yusuf I (1333-54) y Muhammad V ( 1362-91) cuando la Alhambra desarrolle su momento de mayor esplendor.
Como resultado la Alhambra perdió su carácter netamente defensivo, construyéndose zonas residenciales, cumpliendo funciones administrativas y creándose bellas zonas recreativas y de descanso.
Con la conquista de Granada, la Alhambra pasó a manos de los Reyes Católicos, quienes ordenaron intensas reparaciones y adjudicaron unas cantidades anuales para su manutención. Carlos I va a construir anexionado a los palacios nazaríes su propio palacio renacentista, metáfora quizá del dominio cristiano sobre estos.
Desde Felipe II será la casa de Austria la que se encargue de la conservación de la Alhambra, hasta que en las primera décadas del siglo XVIII, con Felipe V, comienza una triste etapa de abandono que llegará hasta en reinado de Carlos IV. La ocupación napoleónica resultará desastrosa para la Alhambra, pues se dará incluso una voladura de esta en 1812.
Diversas voces nacionales, impulsadas por el decisivo papel de Washington Irving (1783-1859) escritor de los "Cuentos de la Alhambra", pondrán de nuevo los focos sobre la Alhambra, dañada por ocupaciones que habían tapiado vanos, roto muros, incluso techos para sacar chimeneas...
el movimiento romántico redescubrirá los encantos de este conjunto que conseguirá en 1870 ser nombrado monumentos nacional, pasando así su protección al Estado y finalmente a la Comunidad Autónoma de Andalucía.
La Alhambra, cuyo nombre parece proceder de la expresión árabe Al-Hamrá, es decir, fortaleza o castillo rojo, es un ciudadela construida en Granada, en la época en la que esta pertenecía al territorio musulmán de Al-Ándalus.
Parece ser que el siglo IX ya tenemos noticias que establecen la existencia de construcciones en la llamada colina de la Sabika, y es bastante posible que incluso antes de la época romana y durante esta, existiese allí alguna edificación.
Será el primer ministro Samuel ibn Nagrella, de la taifa de los Ziríes, familia de origen bereber, quien va a reconstruir las edificaciones que allí se encontraban y así instala allí su palacio, dando de esta manera protección al barrio judío,el Realejo, con una importante población, que se encontraba a las faldas de la colina.
Durante el siglo XII, los Almorávides y los Almohades protagonizarán en Granada diversas luchas que tendrán lugar en la alcazaba con los consecuentes daños.
Será Al-Ahmar, fundador de la dinastía Nazarí, quien decida reconstruir estas edificaciones para instalar allí la sede de la corte que dará lugar al gran complejo que hoy conocemos.
La Alhambra se va a convertir ahora no solo en fortaleza sino en palacio, siendo residencia de los sultanes, altos funcionarios, los servidores de la corte y de los mejores soldados al servicio de estos. se va a situar de esta manera en la tradición de las ciudadelas, es decir, pequeñas ciudades con sus propios fortificaciones donde reside el poder político, y que se encuentran dentro de otra ciudad, (medina en este caso) también fortificada.
Sus descendientes, Muhammad II y Muhammad III la fueron transformando pero será con Yusuf I (1333-54) y Muhammad V ( 1362-91) cuando la Alhambra desarrolle su momento de mayor esplendor.
Como resultado la Alhambra perdió su carácter netamente defensivo, construyéndose zonas residenciales, cumpliendo funciones administrativas y creándose bellas zonas recreativas y de descanso.
Con la conquista de Granada, la Alhambra pasó a manos de los Reyes Católicos, quienes ordenaron intensas reparaciones y adjudicaron unas cantidades anuales para su manutención. Carlos I va a construir anexionado a los palacios nazaríes su propio palacio renacentista, metáfora quizá del dominio cristiano sobre estos.
Desde Felipe II será la casa de Austria la que se encargue de la conservación de la Alhambra, hasta que en las primera décadas del siglo XVIII, con Felipe V, comienza una triste etapa de abandono que llegará hasta en reinado de Carlos IV. La ocupación napoleónica resultará desastrosa para la Alhambra, pues se dará incluso una voladura de esta en 1812.
Diversas voces nacionales, impulsadas por el decisivo papel de Washington Irving (1783-1859) escritor de los "Cuentos de la Alhambra", pondrán de nuevo los focos sobre la Alhambra, dañada por ocupaciones que habían tapiado vanos, roto muros, incluso techos para sacar chimeneas...
el movimiento romántico redescubrirá los encantos de este conjunto que conseguirá en 1870 ser nombrado monumentos nacional, pasando así su protección al Estado y finalmente a la Comunidad Autónoma de Andalucía.