Esta estatua de la
segunda mitad del siglo II a.C., fue hallada en el siglo XIX en la isla de
Milo, en el archipiélago de las islas Cícladas, de ahí su nombre.
Realizada en mármol,
hoy podemos contemplarla en el Museo del Louvre.
La escultura está
realizada en varios bloques cuyas uniones no son visibles.
La obra, en bulto
redondo, pertenece a la tendencia dentro del helenismo, que se desarrolló en
Grecia y sur de Italia, conocida como corriente clasicista o neoaticismo, que pretende volver a la belleza ideal,
equilibrada y serena, que se había explorado durante los siglos IV y V a.C. Muestra así, una acusada influencia de la Venus de Capua, obra de Lisipo, que se presenta también semidesnuda, con una
anatomía muy parecida así como los pliegues de la ropa. Sin embrago, como obra del siglo II y del periodo
final del arte helenístico, las distintas direcciones
Venus de Capuan. |
Aunque nos faltan los brazos, la musculatura reflejada en el hombro izquierdo sugiere que el brazo estaba alzado.
La opinión
mayoritaria supone que la figura femenina representa a Afrodita, diosa del amor
y la belleza, hija según la versión más aceptada
de la espuma del mar que surgió tras la castración a Urano, aunque otras
versiones minoritarias la hacen hija de Zeus y Dione. Es una Diosa muy
poderosa, hasta tal punto que tiene poder sobre los hombres así como sobre los
dioses. Los propios griegos diferencian dos Afroditas, la Afrodita Urania
vinculada a un amor más sagrado y más celestial, y la Afrodita Pandemos,
vinculada a un amor más terrenal y erótico.
Realmente, la ausencia
de brazos dificulta su identificación ya que cabe suponer que podía portar
algún atributo que ayudase a esclarecer la temática.
La autoría de la
obra no está clara, junta ella en unos fragmentos encontrados aparecía
mencionado un tal Agesandros o Aleixandros pero pocas más pruebas vinculan este
nombre a la Venus. Se ha llegado a atribuirla incluso a Scopas, escultor clásico
del IV a.C.